Digamos que si!
La esperanza de vida a nivel mundial según datos proporcionados por el Banco Mundial (octubre 2013) plantea una longevidad promedio que va de los 80 a los 84 años.
Ahora bien, eso no garantiza siempre una mejor calidad de vida, pero si indican que gracias a los avances médicos y tecnológicos, esa prolongación de vida que ya supera largamente los 70, nos permite hablar de una “4ta. edad”, que se estaría dando a partir de los 75años aproximadamente.; trastocando, a partir de allí, todos los procesos y ciclos de vida y dando lugar a nuevas estructuras familiares.

(Ceberio, 2013), explica que está prolongación de la esperanza de vida conlleva a modificar también a los demás ciclos evolutivos, de modo de poder como la pubertad, por ejemplo, desembocar en una incipiente adolescencia, y cómo está a su vez se prolonga mas de lo habitual, y como que finalmente, esto concluye en una adolescencia tardía..
También se plantea que existe una dependencia más prolongada del adolescente, lo que a su vez, prolonga el rol de los padres como los proveedores de la contención, educación y hasta sustento de algunos de los servicios que estos consumen (ropa, diversión, internet, etc).. También tenemos que hablar de otro tipo de abuelos más joviales, pero menos pasivos, y sobre todo, más independientes.
Dice Ceberio, entre otras cosas, y reflexionando sobre estos cambios que “….hasta la década de los 50 se era adulto a los 21 años de edad en que los hombres se casaban, tenían hijos y los matrimonios eran largos por la temprana edad del enlace. Hoy la adolescencia se ha prolongado, el matrimonio se posterga y la clase media opta por el límite de dos hijos…”
En definitiva, debemos replantearnos estructuras familiares distintas a partir de ciclos de vida más prolongados, y a partir de esto, también replantearnos otras estrategias terapéuticas, tanto de pareja como de familia
Ftes: IDM Banco Mundial, Viejas y nuevas estructuras familiares (Ceberio 2011, 2013)
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